El Silencio me de Paz, sosiego, calma, serenidad para el Alma y para el Espíritu, para el Corazón.
En el Silencio escucho a Dios y hablo con Dios.
En el Silencio hablo con un lenguaje distinto, el más dulce de los lenguajes.
En el Silencio pienso en Dios, pienso en el Amor.
Y es que en el Silencio sobran las palabras para estar con Dios y hablar y escucharlo a Él que te habla, para amarlo, el Silencio llega a ser el más dulce de los lenguajes aunque no hables con palabras.
En el Silencio puedes descubrir y encontrar a Dios que te habla y que te ama.
Isa.
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